Y por qué las secuelas nunca son buenas
-Las
segundas partes nunca son buenas- le dije una vez a una amiga.
Debería haber agregado que los finales felices sólo los encontramos
en los epílogos. Y después debería haberme mandado a imprimir el
consejo y empapelado mi habitación. Que
te rompan el corazón es una mierda, que te lo rompa dos veces la
misma persona es nuestra culpa.
Si
me faltaba algún capítulo cuando empecé a escribir el Manual de Supervivencia a una Separación era el de la reincidencia. Como diría
mi padre por lo bajo más de una vez: “Dejar de fumar es fácil,
mirá sino todas las veces que dejó tu mamá”. Bueno acá se
aplica lo mismo, separarse es fácil, gente. Lo difícil es
mantenerlo.
Los
primeros meses me resultaron demasiado sencillos, a pesar de la
tristeza había un mundo nuevo de posibilidades, mucho trabajo, era
verano y había amigos. Mi vida paso a ser una reallity de mi propia
existencia y me abrí un blog. El 2015 fue mi año personal. En sólo
dos meses me recibí de técnica, empecé la licenciatura, cambié de
trabajo y me mudé a capital. Tantos fuegos artificiales me
distrajeron de la parte esencial de cualquier separación, el duelo.
Y
ocho meses después me encontré recayendo. Las segundas partes no
son buenas, queridos, y eso no es un mito.
Lo
gracioso es que le había prometido no volver a escribir de él, pero
los acontecimientos de las últimas 48 hs. Me hicieron dejar de lado
las pocas lealtades que me guardaba. Si hay algo peor que volver a
sufrir es saber que uno decidió volver a exponerse a eso...
No
hubo cerveza que apaleara la tristeza, no hubo falta de sueño que
disminuyera el vacío, y claramente no hay palabras que arreglen un
corazón roto. Tal vez algunas abrazos, el saberse querida, el
saberse acompañada, lo hagan un poco más sencillo.
Esperé
meses el poder darles un final feliz, e incluso ya sabía como se
iba a llamar la nota en caso de que las cosas salieran bien. Pero no
es casual que también tuviese este título anotado. Todos vimos
Scream, y todos sabemos qué pasa cuando uno lleva su amor por las
secuelas, demasiado lejos.
La
segunda partes no funcionan. ¿Por qué? Porque el 99% de los casos
son una mala copia de la primera. Y ni ustedes, ni yo, lamento
decirles, somos la excepción.
Al
final sólo nos queda eso que decía Sabina que lo más triste del
amor es cuando se termina, cuando al punto final no siguen los puntos
suspensivos...
"fool me once, shame on you... fool me twice... shame on me"
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