Es curioso como funciona el amor, el cariño. Como un día te podés levantar y ya adorar a alguien que ni siquiera conoces aún.
Ayer nació la hija de una de mis mejores amigas. Amiga con la cual hemos pasado de todo, nos hemos peleado, arreglado, llorado, reído, emborrachado, ido de vacaciones, y básicamente, vivido mucho. Es obvio que después de tanto una sienta un cariño casi fraternal, casi como una hermana del corazón. Hace diez años que somos amigas, casi la mitad de mi vida, y puesto así es mucho tiempo...
Cuando me enteré que estaba embarazada me chocó, como en lineas generales me choca todo lo que no está en mi programación mental. Me choco que de repente estuviéramos transitando dos momentos tan diferentes cada una, y quizás no me alegré tanto como debía. Que egoísta fui y como me arrepiento...
Con el pasar de los meses me di cuenta que ella era feliz, que no todas las personas tenemos los mismos planes de vida. Y mientras a mi pensar en la maternidad me hace estornudar, a ella siempre le gustó. Siempre fue mas madraza en una sola célula de su cuerpo, que yo en todo el mío. Y que sería una estúpida si no lo disfrutara con ella.
Me tomo un segundo darme cuenta que todo el cariño que le tenía a ella se había trasladado y potenciado directamente a esa nena que estaba creciendo. Me tomo un segundo darme cuenta que ya la adoraba sin siquiera haber nacido. Y ayer cuando me mandaron la foto de esa enana hermosa, que aún no pude ver personalmente, supe que la amaba y que lo iba hacer toda la vida.
Gracias Lu, amiga querida, por saber perdonar a esta incapacitada emocional y por darme el privilegio de ser tía del corazón de tu hija.
Bienvenida Cata a nuestras vidas! Y un abrazo enorme a los dos padres hermosos que tiene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Haceme feliz!