La era de la inmediatez

O cómo todos nos creemos gerentes de Coca Cola.

Hace unos años, mi profesor de psicología, decía en clase que el problema de nuestra generación era que habíamos nacido en la era de la inmediatez. Y a pesar de que en ese momento coincidí, el tiempo me demostró que tenía aun más razón.

El primer síntoma es la impaciencia. No nos gusta esperar por nada ni nadie. Nuestros abuelos se comunicaban por cartas que podían tardar una semana o un mes en llegar. Nuestros viejos con suerte tenían teléfonos y debían esperar a que la persona se dignara a estar en la casa para comunicarse. A nosotros nos agarra un tic nervioso si pasa media hora y no nos contestan el WhatsApp.

Y el segundo es la poca constancia. Nos aburrimos de todo, literalmente hablando, de todo. Abandonamos carreras, cursos, relaciones, idiomas o trabajos porque la sola idea de hacer una y otra vez lo mismo, nos agobia. Nos aburren las carreras largas, la rutina y los procesos de aprendizajes. Vimos tantas veces Matrix que nos indigna que la información aun no se instale de forma rápida y eficiente en nosotros, como un software!

Esto no sería nada, sino desencadenara en que terminamos sufriendo el Síndrome del Gerente de Coca Cola -todavía no lo patente, así que no me lo roben-. ¿Esto qué quiere decir? Que queremos ser jefes antes que cadetes.

¿No les pasó que alguna vez escucharon a un amigo o a ustedes mismos quejarse de no tener trabajo, pero cuando le ofrecían algo como un call center o un puesto de cajero decía "No, eso nos para mí" ?

O la otra cara de la moneda de esto, es el que te dice "Yo mandé curriculums". Y eso es u
na verdad a medias. La directora de mi carrera una vez me dijo, que mandar 5 curriculums no era buscar trabajo, era apostar al azar. Si uno quería que lo llamen tenía que entrar todos los días y dedicar una o dos horas diaria a  postularse. Le hice caso y en 15 días conseguí trabajo. Obviamente había enviado unas cien postulaciones y eso me permitió elegir la que más me convenía.

Si pretendemos que Apple nos mande un mail para ofrecernos una vacante en su empresa estamos muy equivocados. Para lograr un puesto así hay que laburar mucho, hay que capacitarse. Estudiar y trabajar. Curtirse en el rubro. Descubrir cual es nuestro valor diferencial y vendernos al mercado. Porque simplemente por ser B. nadie me contrató nunca. Y con la cantidad de gente capacitada que hay en este momento, un título  lo podemos usar de lienzo de bastidor, tranquilamente, sino le buscamos una vuelta de tuerca.

El problema es aun peor cuando vemos que incluso cuando conseguimos un trabajo, ya empezamos a pensar en cambiarlo. Porque "mi amor es el mar", "no es él, soy yo" o "yo siempre quise participar en Showmatch". Cualquier excusa nos viene bien, para estas desconformes. Y así vivimos boyando.

Dale, tenemos entre 20 y 30 años, nuestros viejos nos pagan la tarjeta y nos quejamos de que el sistema no nos incluye. Y si lo hace, no nos paga lo suficiente, nunca. ¿No seremos nosotros los insaciables?

Bajemos un cambio, no somos la última Coca Cola del desierto, y claramente nunca lo vas hacer si seguís durmiéndote a las 4 am un miércoles y levantándote pasado el mediodía. Y no importa el cuento americano que no vendan, hasta Steve Jobs trabajo como perro para fundar Apple. Y así y todo, en un momento dado, lo consideraron prescindible.