- Dale B. Estoy a miles de kilometros, soy tu media gameta y tengo miles de anécdotas nuevas. ¿Qué más material querés? No necesitas ni mucha inspiración!-Puesto así no me dejó muchas alternativas. Marina es mi media gameta desde que a los 15 años escuchamos ese concepto en una clase de Ciencias Naturales. Y el termino se instaló en nuestras vidas. La frase, que repetíamos constantemente, venía a ser algo como: "Somos medias gametas separadas al nacer". Y estaba buena porque cumplía el objetivo, darle una explicación a una amistad que parecía ir más allá de cualquier tipo de lógica.
Los años fueron pasando y esa frase fue quedando medio en el olvido... Excepto en aquellos casos que necesitábamos chapear con algo, ahí siempre sacábamos esa condición a relucir. Este fue, claramente, uno de esos casos.
Es práctico, así hemos conseguido que una salga a bailar en contra
de su voluntad, o se metiera al mar en pelotas medias tomadas, o te
dejara dormir en su habitación de Bariloche, ¿Por qué en que cabeza
cabe que una pueda renegar de su condición de gameta y dejar a la
otra tirada? En ninguna.
Así pasamos la adolescencia, en la casa de la otra, yéndonos de vacaciones, planteando teorías y conspirando contra un mundo demasiado aburrido a nuestro parecer.
Así pasamos la adolescencia, en la casa de la otra, yéndonos de vacaciones, planteando teorías y conspirando contra un mundo demasiado aburrido a nuestro parecer.
Fue con ella que empecé a escribir en
Internet, allá por el 2006, abrimos El Templo, un Fotolog que
recolectaba versiones, totalmente hilarantes, de nuestras vidas.
Donde nuestros amigos, el diariero o simples conocidos protagonizaban historias
sin pies ni cabezas, pero que a más de uno hicieron reír. Con el paso
del tiempo El Templo cerró sus puertas, pero nuestra amistad siguió.
Ella me presentó a Joaquín Sabina, cuando me dedicó el tema "Barbi Superstar". Y
yo casi arruino su noviazgo cuando le hice dedicarle al novio "Amor se
llama el juego". O cuando pasó su aniversario paseando conmigo en el
Rosedal. O cuando apagaba el celular para que él no interrumpiera una de
nuestras charlas. Ahora que lo pongo en perspectiva, no me sorprende
que el pobre pibe no me pudiese ver.
Y crecimos, casi diez años nos separan de esas anecdotas.
Y crecimos, casi diez años nos separan de esas anecdotas.
Hace un tiempito, ella decidió que la rutina la aplastaba y en un acto de total
incoherencia renuncio a su trabajo, metió todas sus pertenencias en una
mochila (la cual puedo dar fe que mide lo mismo que ella) y se tomó el
palo, con el divino del novio, para recorrer América Latina. En este
tiempo tuvo mil anécdotas más y las va a seguir teniendo, y aunque debo
confesar que me pone un poco celosa que no las esté viviendo conmigo,
las disfruto como si estuviera ahí mismo cuando me las cuenta.
Ya van a ser casi 4 meses que no la veo, y aunque la extraño muchísimo, no es
tanto como hubiese creído. Al fin y al cabo ella es mi media gameta y
contra eso no puede ni la distancia.
Abrazo para vos Marinita!
Y a ustedes: Si llegaron a terminar de leer todo esto, es porque tienen que entrar a
chusmear la Página de Facebook y el Blog de estos dos locos lindos! Donde cuentan e ilustran los pormenores de un viaje fantástico.
Gracias por pasar por aquí!
B.
Soy testigo de esta hermosa amistad!, mi deseo es que siempre continúe, besos Barby.
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