Vivir en los Tiempos del Mensaje de Texto

-Somos de la generación que recuperó el mensaje escrito, deberíamos usarlo con propiedad- Le dije el otro día a una amiga y se río.

-¿No estarás exagerando B.?-

-No, he terminado relaciones porque abusaban de los puntos suspensivos- 

Obviamente le fue imposible contener la risa, no sólo por mi declaración, sino porque sabía exactamente de quién estaba hablando. Y es que deberíamos fijarnos como escribirnos. Yo reconozco que soy "todo" lo que se odia de una persona. Porque a pesar de no haber estudiado nada relacionado, me gusta escribir y tengo esa costumbre maldita -medio costumbre, medio TOC- de corregir faltas de ortografía a diestra y siniestra. Más de una vez entré a un local para advertirles que tenían un cartel con errores en la puerta. Y más de una vez me han invitado a cerra el pico. Cosas de la vida.

Pero deberíamos valorar lo que nos toca. Hace 100 años, las cartas eran la única forma de achicar distancias entre continentes o países. Sin ir más lejos, mi abuela siempre cuenta que a los 20 años cuando se mudó a Reconquista, la madre le escribía día por medio una carta. En cambio, en la época de mi vieja eso se terminó. Los teléfonos se popularizaron, al punto de que  en la gran mayoría de las casas había uno. Y la gente creyó que nunca más iba a tener que escribir en su vida ¿pobres ingenuos no?


Yo soy de la generación que creció con el MSN, después con los mensajes de texto y hoy en día el Whatsapp. Y siempre me molestaron ciertas libertades creativas que se tomaban los usuarios de estos medios. 

Nunca entendí porque se empeñaban en usar la "K" en vez de la "Q", abusaban de los puntos suspensivos, o las comillas. Tampoco apruebo las faltas de ortografía, porque todo aquel que tenga Whatsapp tiene acceso a Google. Además hace muchos años que los celulares vienen con el diccionario predictivo. No hay excusas.

Ahora, para ejemplificar este punto les voy a contar una historia ilustrativa. Hará unos cuantos años, cuando los celulares no tenían Android, y si entrabas a Internet te podías olvidar del crédito, me fui de vacaciones. Allá conocí a un chico que me encantó.

Mis amigas siempre dicen que fue uno de esos amores de verano dignos de aparecer en cualquier novela. Hubo amaneceres en la playa, risas y una despedida melodramática. Y volví diciendo que había encontrado al amor de mi vida. Lo cual tampoco es tan meritorio porque en esa época aseguraba estar enamorada una vez por semana de alguien distinto.

Pero en este caso puntual, casi que me lo creía. Así que bueno, volví a mi San Antonio de Padua querido, completamente segura de que podía recorrer los 7 mares sólo por él. Recuerdo que al contarselo a mi tía, ella no pudo contener la risa.

-Los amores de verano no duran Barbi ¿sabes por qué? Porque todo se ve más lindo con un par de cervezas encima y la playa de fondo, pero después hay que volver a la realidad-

Resultó que tenía razón. Y nunca más lo volví a ver. (N.A.: Si estas leyendo esto querido, lamento que te enteres de esto así, pero bueno...). La razón fue principalmente una. Cada vez que yo le mandaba un mensaje de texto, él me contestaba con cinco conjuntos de puntos suspensivos y dos errores ortográficos en 140 carácteres. Algo como:

"Holaa... Como andass?? Yo acáaa... re bien!! Vos ke estas hasiendo?? Te kiero ver..."

Y a mí se me moría una neurona por oración. Intenté un día, dos días, tres días... A la larga decidí que lo único que iba a quemarme el cerebro era el alcohol. 

Los puntos suspensivos son divinos, pero bien usados. La comillas pueden ser muy irónicas, pero no debemos abusar, y hoy en día nadie tiene la excusa de que nos cobran por letra, así que no te cuesta nada escribir: "¿Qué haces?" en vez de "ke acs?".

El final de la historia es que nunca más lo vi, pero me saluda siempre para mi cumple, lo cual año tras año me permite comprobar que sigue escribiendo exactamente igual.

¿Y ustedes qué opinan? ¿Soy muy TOC o deberíamos esforzarnos en escribir mejor?

"Escribir es un oficio que se aprende escribiendo."  

Simone de Beauvoir