viernes, 7 de agosto de 2015

Corsarios por Príncipes

-  Explicame como alguien puede elegir tan mal a los hombres-
- No es que elija mal, es que busco causas perdidas para después arreglarlas-
- Si, ya sé, vas a empezar con tu teoría de corsarios, príncipes azules y Disney-
- No te quejes, vos agregaste a Disney en esto, E.-


Básicamente esa es la historia de mi vida amorosa. E. Dice que la culpa la tiene Disney. Yo, por el contrario, creo que algo roto debo tener, alguna neurona que no hace sinapsis, algún golpe en la cabeza de chiquita que mis viejos nunca me admitieron, o no sé. Mis amigas me conocen desde los 14 años, lo cual equivale exactamente a un 40% de mi vida, y cualquier de ellas estaría de acuerdo conmigo.

Estoy fallada emocionalmente, tengo alguna "tara genética" opinan la mayoría. Si, elijo mal, ya sé, siempre elegí mal ¿Saben por qué? Porque no sé como actuar cuando la gente me quiere bien. A todos aquellos "buenos pibes" que han intentado arreglarme les rompí el corazón, una y otra y otra vez.

Aclaremos que no fue mi culpa, yo estaba demasiado ocupada buscando que el chico malo, el rebelde, el problemático, el de los traumas paternos, el reacio emocional, el adicto a expediciones por África, me diera bola. Y cuando lograba que lo hicieran, inmediatamente pasaba a querer convertirlos en un príncipe azul.

¿No ven? Todo mal.

Según E. debo haber visto muchas veces La Bella y La Bestia, dice que tengo el complejo de Bella. Agarro a un discapacitado emocional sin sentimientos y me convenzo de que puedo transformarlo en algo más o menos decente antes de que se caiga el último pétalo de una rosa. Complicado lo mío...

Pero hablando en serio, si es que este blog se presta para eso, el problema acá no es que yo sea una jodida, sino que hay muchas jodidas como yo, a las que Disney les quemo el cerebro.

Tenés a la que intenta transformar a Peter Pan, el eterno niño perdido, en un tipo maduro y responsable. La que intenta que Robin Hood deje de robar corazones por ahí, para quedarse con un único botín. O la que reniega de los siete enanitos, por ser muy buenos y muy bajos, para elegir el que anda chapándose pibas inconscientes en el bosque.

Y lo peor es que después nos quejamos cuando vuelven a comportarse, exactamente, como antes. Chicas aprendamos que por mucho laburo de 9 hs., saco y corbata que le pongamos a Peter Pan, a la larga, él no quiere madurar...


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