jueves, 22 de octubre de 2015

Jugar con la tentación

El otro día me junté con dos amigos, fuimos a tomar una cerveza- les juro que no tengo problemas con el alcohol- y a ponernos un poco al día. Así surgió un tema particular.

¿Por qué las personas hacemos cosas que están mal, aun a sabiendas de que no es correcto hacerlas?

Andrea está saliendo con un chico que le encanta, se ven dos veces por semana, y se supone que tienen cierta exclusividad. Pero se enteró que el chico en cuestión, anda quedando de vez en cuando con una compañera de facultad, y claramente estaba indignada.


“C” y yo ladeamos la cabeza apenas termino el relato. Y nos miramos unos segundos en silencio esperando que el otro hablara. Sabíamos que no había respuesta feliz a eso y dicen que soldado precavido sirve para otra batalla.


- Es simple Andre, porque las personas somos así- Ella lo miró con los ojos abiertos de par en par y yo me acomodé en la silla esperando ver el espectáculo.

- A ver… ¿Cómo sería eso “C”?- Lo alenté.

- Claro, la mayoría de las personas nos sentimos atraídos por ese tipo de adrenalina. ¿Por qué piensan que existe la infidelidad? Sabés que podés perder todo, pero te arriesgas por la piba de turno que te parece medianamente interesante. Rompemos códigos con amigos, nos chapamos a alguna minita que les gustaba o incluso, alguna con la que tuvieron algo, etc. ¿O me van a decir qué nunca les pasó?-



Tamborilee los dedos en la mesa y recordé alguna anécdota de mi adolescencia, algún beso que no debí dar, algún código que no debí romper. Fuera de ÉL, saboteé todas mis relaciones, y sabía que “C” lo sabía. No tenía cara para inventar un argumento contraofensivo a eso.

- Bueno, pero se supone que si te gusta la persona no tenés que andar con otros- retrucó Andrea.

- Yo no digo que esté bien André, yo me siento una basura, pero me gana la tentación, siempre me gana la tentación-

Pensé en todos mis amigos que eran infieles, o habían fallado a los códigos socialmente impuestos. Pensé en gente que yo misma había lastimado, sólo por seguir mis impulsos de manera egoísta. Y supe que tenía razón. Todos tenemos un muerto en el placard, y el que no lo tiene que lance la primera piedra diría.


- ¿Me estas queriendo decir qué me resigne a esto?-

- No, te estoy queriendo decir que vos sos mejor que él, que busques a alguien con tus mismos códigos, porque tarde o temprano te va a volver a lastimar-



- ¿No puede cambiar?-

- ¿B. cambió? ¿Yo cambié?- levanté una ceja indignada y el se río- Sabes que te adoro, pero aunque enamorada sos una seda, sino lo estás, sólo seguís tus propias reglas.

- Si, pero B. se enamoró e hizo las cosas bien

- Es una excepción, tarde o temprano al lobo le da calor la piel de oveja y se la saca-

Andrea se fue indignada, pensando en qué el amor tenía que poder cambiar a la gente. Que si alguien se enamoraba lo suficiente debía poder hacer las cosas bien. Me taladró a mensajes todas la noche... 

"C" y yo nos quedamos un rato más, me contó de las veces que había perdido a una chica que podía ser interesante por otra que resulto no serlo. Las veces que un amigo se enojó con él por algún desliz, las veces que le dio lo mismo todo por un antojo, las veces que jugó a la ruleta rusa... Ya decía Wilde "La diferencia entre un amor y un capricho es que, a veces, el capricho dura un poco más" y es tan cierto.


Los códigos no son cuestión de sexo, es mentira eso que las mujeres son arpías traicioneras y los hombre saben ser amigos. He tenido la desgracia de ver a amigos sacarse los ojos por la chiruza de turno, de la misma manera que vi a mujeres hacerlo por hombres que no valían la pena. Y es una lastima.

"Lo hago porque puedo hacerlo" me dijo C. antes de irse y supe que ahí estaba la clave de todo. No hablaba él, mi amigo, hablaba el ego, la inseguridad y el egoísmo. Supe que los más básico instintos son los que nos llevan a ser así. Supe que él no iba a cambiar, ni el chico de Andrea y probablemente yo tampoco. Pero uno puede luchar día a día por ser mejor persona, y aunque esa es una lucha que nos lleva toda la vida, vale la pena.

¿Y ustedes qué opinan?

Besos!


Ahora para consultas, sugerencias, críticas o tomatazos, también nos podes escribir a ideasconglamour@gmail.com

3 comentarios:

  1. Relatas realmente bien. Es un tema peliagudo ese, la verdad. Cada uno tenemos distintas opiniones al respecto. A mi entender cuando no etiquetas algo, si soy de las personas que necesitan etiquetas, todo puede ser, la exclusividad se da en una pareja de novios cuando hay una monogamia que ambos pactan...mejor dicho, que la sociedad pacto. Reglas invisibles que te dictan que si estás con alguien eres exclusivamente de esa persona. Pero las reglas están para romperse. En mi caso nunca lo hice por un simple hecho de celos y egoísmo puro y duro. No hago lo que no quiero que me hagan... ni tampoco estuve en la situación, soy cortante supongo? JAJAJA en fin, me encanta tu post, me quedo por aquí. Yo también escibo aunque lo hago de manera más fantisiosa y todo eso :) cuidate.

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  2. La infidelidad de turno no define ni cuestiona al amor de siempre. Los códigos sí existen, y no sólo con tu pareja o con amigos, si no también con el "el/la otro/a". Muchas veces, también, las infidelidades te ayudan a saber qué es lo que querés, cómo lo querés y hasta cuándo lo querés. Solamente no hay que cerrarse nada más que a resaltar lo "malo" de lo ocurrido (infidelidad), sino a saber sacarle el jugo a la fruta podrida no tan podrida.

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  3. las veces que jugó a la ruleta rusa... Ya decía Wilde

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Haceme feliz!

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